Nantli con Àngeles

Dejar de gritarles a mis hijos

 

 

Con el fin de acercarnos más a nuestros hijos y fomentar la convivencia en familia le preguntamos a mi hija mayor: ¿Qué es lo que haría si ella fuera mamá o papá?…

Ella muy sincera y (lo agradezco de verdad) entre otras cosas escribió…

“Si fuera mamá no gritaría tanto”…

me quedé helada… es verdad, estoy sobre saturada, la presión de las tareas cotidianas, las peleas entre los hermanos, las desveladas, las desmañanadas, las actividades extra curriculares de los niños y toda esa gama de actividades contribuye a lo que les cuento de hace tiempo… ¡Qué estoy exhausta!

No es un llamado mártir, no me quejó, no voy pregonando por ahí que tengo tres hijos y que es pesado… sin embargo y aunque no lo diga,  lo es… cuando la gente me pregunta que como le hago ni yo misma se de donde me salen las fuerzas cuando quisiera quedarme en mi cama una semana entera descansando y haciendo nada… es imposible, tengo familia, hijos que criar que están siguiendo mi ejemplo día a día, lo quiera o no eso es un hecho factible…

Si ya se soy una maniática apresurada, todo tiene que estar en orden, la casa perfecta, los niños muy aseados, las tareas excelentemente bien trabajadas, pero la realidad es que esas metas no son alcanzables, porque vuelvo a lo mismo… alcanzar todas esas metas (banales que no se porque traemos ese chip de toda la vida y es tan difícil de desprenderlo) indicarían que estamos traicionando la naturaleza de nuestros hijos, de poder experimentar y equivocarse, de poder ser libres y poder ser simplemente niños… ¿Ya lo habías pensado de esa manera?

La verdad es que ni todo el cansancio del mundo, ni la sobresaturación que se tenga justifican el gritar y mucho menos a los pequeños… si,  una grita porque explota, porque se desespera, porque despiertan al bebé cuando necesita descansar,  tenemos muchos motivos y si es de humanos volvernos locos, lo que no se vale es llevarnos a nuestros semejantes de encuentro…descargar nuestra ira y lastimar a los que amamos.

Algo que me ayuda muchas veces es lo que alguna vez les conté:  ese truco de regañar a los niños haciendo de cuenta que un  amigo tuyo te esta observando al regañar a sus hijos… funciona muy bien para no perder la cordura ni los estribos, nos equivocamos, gritamos, explotamos, pero curiosamente nos sabemos controlar a la presencia de desconocidos, o de personas con las que no tenemos mucha confianza…

Es amargo darse cuenta que uno se ha convertido en lo que nunca quiso ser, terminar el día decepcionados porque no podemos controlar nuestros impulsos, pero es importante saber que NO somos los únicos pasando por ese proceso.

Es por eso que decidí hace ya algunos meses DEJAR DE GRITARLES A MIS HIJOS, encontré historias parecidas a la mía, con mamás exhaustas, cansadas y sobretodo que querían evitar a toda costa seguir dañando a sus hijos emocionalmente, encontré muchas y descubrí que no estoy sola en esto… me sentí mejor, me sentí otra ves vulnerable pero más consciente que tengo que hacer algo para cambiarlo YA.

Ya llevo un año practicando este método descubierto por una mamá normal como tu y como yo… obviamente  he tenido que empezar una y otra vez, la Blogera Sheila McCraight, con su blog y su libro nos inspira a tratar de intentarlo no importa las veces que sean… el “Rinoceronte Naranja” es un reto ya muy famoso en estados unidos, tiene hasta una App para el móvil en dónde puedes ser amable contigo y volverlo a intentar las veces que sea necesario,  si en medio del camino pierdes los estribos (como me ha pasado más de una ves) es alentador saber que no estás solo en esto de la gritadera, que no eres anormal o mal padre por perder los estribos… simplemente eres humano… pero eso no significa para nada que las cosas se tengan que quedar así y que sea aceptable seguir gritando cada vez que nos volvamos locos.

Así que si tus hijos están en una edad rebelde y te cuesta controlarte, te invito a que leas el Blog del rinoceronte naranja, el libro o te bajes la App, ya verás que en menos de lo que pienses estarás explicando más y gritando menos a los tuyos… ¿Te atreves a formar parte del reto?

¡Por una crianza más consciente!

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