Nantli con Àngeles

ES INEVITABLE HERIR A NUESTROS HIJOS

 

Hagas lo que hagas, te esfuerces como te esfuerces habrá algo que no podrás controlar, alguna nececidad que no podrás cubrir y le crearas consciente o inconscientemente heridas a tu hijo.

al escuchar está frase de una manera furtiva me sentí culpable, “¡Mierda! Estoy invirtiendo tanto empeño y fuerza y aún así no será suficiente nunca”… mis ganas de meter a mis hijos en una burbuja y evitarles el dolor crecieron más que nunca, me sentí impotente al verme tan vulnerable y darme cuenta que hay ocasiones en las que no podré hacer nada, mas que quedarme en la banca de espectador y ver pasar la vida de mis hijos ¡Puff! ¡Cuánto me aterra no tener el control de nada!.

Con el paso de los días me dí cuenta que en verdad es así, no podemos controlarlo todo y somos lo que somos en respuesta a nuestras creencias, nuestras vivencias de niños y las de nuestros padres y abuelos, crecemos ciegos siguiendo patrones que nos resultan familiares aunque duelen, la verdad es que no es tan facil reconocerce forjador de la propia vida, lo facil es quedarse pasivo y culpar al sistema, a los demás, a los padres, a los abuelos…

Comprendí que está bien no controlarlo todo, está bien fallar, para eso soy humano y si bien no puedo ahorrarle las penas a mis hijos me basta con que sepan que estoy aquí con mis errores y mi aparente apatía, para cuando decidan hablar, y sino lo deciden, no desistir, los amaré igual.

Muchos años pasé culpando a mis padres por no mostrarme afecto, por no darme esto o aquello, me la pasaba en mi agonía de no sentirme querida, y en verdad lo sentía, de lo que no me daba cuenta es que era solo mi propia perspectiva,  estaba cegada porque se sentía real y de alguna manera me gustaba sentirme tan débil; Así no tenía que esforzarme por tomar las riendas de mi vida, ya que eso está unido con mucho esfuerzo, requiere valor voltearse a ver y darse cuenta que todo lo que has construído, los muros de protección, las barreras para no ser pisoteado o lastimado son tan sólo una ilusión, porque ahí nunca hubo odio, nunca hubo rencor, mis padres no actuaron mal a propósito, no decidieron no cuidarme y no darme su protección, hoy acepto que lo sentí, me sentí mucho tiempo sola y sin amor, pero era solo mi forma de ver las cosas, estaba cegada por el miedo, me confundí tanto que no veía el amor que era evidente… muy evidente, con errores, con trabas, con quejas, con heridas, era y fue siempre amor, amor incondicional que no sabía como ser expresado.

Al final de cuentas mis padres solo aprendieron fielmente lo que les fue enseñado, me pasé muchos años haciendo de juez señalando lo que “les faltó darme” a mis padres que ni me enteré que eso lo podía pedir, era digna de pedir y de merecer y no lo sabía, no me atrevía a hablar porque mi creencia era de no merecimiento, no merezco la pena; Ahora bien ¿Cómo puedo detectar esto en mis hijos? seguramente habrá un libro con tips, con temas a tratar pero ni toda la teoría del mundo me va a servir sino abro mi corazón y decido ver con amor lo que antes ví con resentimiento, era sólo mi forma de percibir las cosas y no la realidad, la realidad la distorcione al creerme victima de las circunstancias.

¿Para qué te cuento esto?

Para que te perdones y veas que en realidad no hay nada que perdonar, cuando eliges ver las cosas con amor, la mirada de victima se desvanece y te das cuenta que las cosas no pudieron ser de otra manera, aceptarlo y rendirse puede ser muy sanador y liberador…

Si jugamos a ser Dios tratando de evitar a toda costa el dolor y el sufrimiento en nuestros hijos les vamos a cortar las alas, les cortaremos las alas para que no tropiecen, para que no se vayan tan lejos, para que no se caigan y estará bien por un tiempo, mientras vivan con nosotros, pero cuando sea el momento de despegar no podrán pues sus alas estarán débiles y rotas, se quedarán estancados y no sabrán por que, el dolor y el sufrimiento tienen su razón de ser y si bien no es necesario para crecer muchas veces es la única forma que logramos reconocer para movernos de sitio, para avanzar, nos sirve para practicar, para darnos cuenta que es lo que ya no queremos y lo que sí,  para dar un paso, está ahí porque quiere ser vivido y experimentado, no quiere ser ignorado y dejado de lado pues es tan puro y sanador que se quedará silenciosamente hasta que estemos preparados para enfrentarlo, para trascenderlo.

El oro para ser oro primero pasa por el fuego, antes es tan solo una piedra, un metal,  entonces porque evitamos a toda costa que nuestros hijos pasen por cosas díficiles…no está en nosotros decidir que es lo que les vamos a ahorrar o no, los trajimos al mundo para amarlos, apoyarlos, guiarlos lo mejor posible aceptando que aún y con todo el amor y con toda la dedicación algo habrá en lo que vamos a fallar, pero eso es sano, eso es el amor, sobrellevar las olas del mar y quedarnos quietos en el barco, domando las olas de nuestro interior es cómo podemos alcanzar la paz, una paz que con tormentas y olas rebeldes permanece pues los problemas no se acaban, lo que cambia es nuestra forma de enfrentarlos, aceptando ir con la corriente, aunque vaya fuerte, aunque llueva, aunque suba la marea aunque tengamos miedo, confiando en que vamos a llegar del otro lado  confiando en que el amor nos devolverá a donde haya tierra, donde podamos bajarnos y caminar ya que haya pasado la tormenta, pero sino viajamos, sino emprendemos ese viaje nunca llegaremos al otro lado del mar en donde hay grandes frutos, en donde el sol sale todos los días y nuestras preocupaciones se han convertido en cosas banales aceptando que no podemos controlar nuestro exterior.

Está en nuestras manos  confiar en nuestra fuerza interior, en el Dios que vive en ti y en mí y abrir nuestro corazón y amar… simplemente amar.

Y si sientes miedo ¡Síentelo, vívelo…trasciendelo! Pero no lo ignores, te quiere mostrar algo.

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